Flores de odio
He visto florecer las flores de odio en los balcones, con forma de bandera que emulan la patria sin llegar a serla. Soy testigo de cómo un pueblo trabajador se ha llenado de odio hasta nublar sus sentidos, se ha curtido su rostro por el incesante caer de lágrimas y le he visto quedarse con las cuencas vacías, a aquellos que se han llenado de rabia ante la injusticia de una tiranía que les ha azotado año tras año. Se han convertido sin quererlo en siervos de un cruel amo, uno que les puso una mordaza y recortó sus derechos, uno que les pidió un esfuerzo por salvar lo que ellos llaman patria mientras los amos gozaban, sin recortes, sin condena a sus crímenes, haciendo culpable al inocente, echando de su casa a quienes no tienen mientras salvan a los que mueven el dinero, a los verdaderos culpables. Y ahora veo brotar el odio entre ellos, se está sembrando día a día, minuto a minuto, la voz del odio sube, se alza y gana poder, sus susurros son más fuertes, se sienten muchos, lo ven en