En los más oscuro de la noche, allí donde hablaban las sombras, ajenas al sonido de lo antiguo y comentando lo nuevo, la luna de plata escuchaba serena: a los amantes de media noche, a las risas de hogueras difusas y entre el humo de un recuerdo perdido al danzar de unas ninfas. Las brumas destellaban ante el susurro de los niños, que andaban de la mano recorriendo ya el perdido camino. No quedarían sus huellas en la eternidad pero no serían parte del olvido.
Mientras, un humeante café era bebido por un joven con gabardina beis y sombrero de pana, mirando silencioso a un perro de ojos azules que al otro lado le contemplaba. Pasaba el tren entre ellos. Tristes y enloquecidas las camelias gritaron buscando un trozo de su alma, cuan hermosa era la joven dama. Pero el mundo de los sueños no todo lo atrapa, quedan libres las emociones y el silencio se comenzó a cernir de nuevo. El joven con gabardina empezó un nuevo café, el perro se quedó mirando, las sombras siguieron ajenas, los amantes amando, las risas no pararon y las ninfas encontraron otro sueño en el que seguir danzando. Los niños ya a lo lejos se besaron, y como siempre, la luna se quedó contemplando, echando de menos a alguien que no le era extraño.
Todo esto fue porque no me atreví a pedirle a una chica salir, ese es el mensaje oculto, uno de ellos. ¿Encuentras el resto de mensajes ocultos?
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